Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que en torno al 11 % de la población española sufre algún tipo de pérdida auditiva. Un trastorno que afecta cada vez más a un sector más amplio de la sociedad

«Solemos asociar la pérdida auditiva a la edad, pero no siempre es el caso. Cada vez hay más personas jóvenes que padecen alguna forma de hipoacusia debido a la exposición al ruido o al uso de auriculares», explica Daniel Sánchez, audioprotesista titulado en Puntolab Audición, empresa especialidad en adaptación de audífonos mediante el uso de entornos sonoros.

Los problemas de audición conllevan una serie de cambios en la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno; cambios que pueden afectar tanto a la calidad de vida como a la salud mental. «En la mayoría de los casos, las personas que sufren pérdida auditiva no se dan cuenta porque el deterioro ocurre de forma progresiva y, en ocasiones, sufren en silencio durante meses o incluso años. Los primeros en darse cuenta suelen ser los familiares o personas cercanas porque la comunicación empeora y hay cambios en su personalidad y estado de ánimo. Por otro lado, hay personas que saben que tienen un problema de audición, pero no quieren reconocerlo porque lo relacionan con envejecer», continua Daniel.  

Detectar los síntomas y seguir un tratamiento adecuado es clave no solo para mejorar la salud auditiva, sino también para evitar el aislamiento.

En este contexto, la figura del audioprotesista es de vital importancia para elegir la mejor solución, teniendo siempre en cuenta las preferencias, las necesidades y el estilo de vida del usuario.

Para Daniel, «en Puntolab Audición nos esforzamos por conocer el historial del paciente, escuchar sus necesidades y dificultades durante el día a día con el fin de elegir la mejor opción. Además de la importancia de las pruebas y de una buena toma de moldes, contamos con una sala de entornos sonoros que nos permite reproducir cualquier situación cotidiana que pueda resultar problemática para el paciente. Esto es, sin lugar a dudas, una ayuda extraordinaria para nuestros pacientes».

«Aunque el precio pueda ser un factor determinante a la hora de decidirse por una u otra solución, no debe ser un factor crucial. Prestaciones como la conectividad, la comodidad en distintos entornos sonoros y una buena comunicación con el audioprotesista, entre otras, deberían decantar nuestra elección», concluye Daniel.